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La movilidad verde debe ser un objetivo impostergable a todas las escalas y las ciudades. Con sus espacios generalmente compactos y con actividades y servicios de proximidad, son un espacio idóneo para su implementación. Ese es el marco en que se desarrolla la Política de movilidad cero y bajas emisiones de Bogotá, que busca hacer realidad entre el 2023 y el 2040 una movilidad accesible, eficiente y sustentable dentro del espacio metropolitano.
La iniciativa de Bogotá ya se traduce en proyectos concretos, como la adquisición de 1485 buses eléctricos, de los cuales 1061 se encuentran operando. Bogotá se convierte así, en pionera en América Latina en apostar por una movilidad verde para el beneficio de la ciudad. Se espera que para el 2036 ya el parque automotor esté al 100% eléctrico.
Otra de las apuestas que ya son realidad, es la de la movilidad en bicicleta, con 590 km totales de ciclorrutas funcionando y el sistema de bicicletas compartidas que ofrece un parque de más de 3000 vehículos para el uso de la ciudadanía. Al frente de estas acciones se encuentra la Alcaldía de Bogotá, a través de las secretarías distritales de Movilidad y la de Ambiente.
Las acciones conjuntas de la Política de movilidad reportarán beneficios en áreas claves como la reducción del tiempo medio de los desplazamientos, la mejora de la calidad del aire y, en consecuencia, un presumible descenso de las afecciones de salud causadas por las emisiones de los vehículos de combustión.
Imagen de una ciclovía en una zona de tráfico automotor de Bogotá.
La mayoría del parque automotor en la ciudad de Bogotá, es de combustión (gasolina, diesel, GNV), siendo la principal causante de emisión de gas particulado y contaminante. Un 43% de los vehículos que circulan por la ciudad pertenecen a este grupo, lo cual genera un 48% de los gases de efecto invernadero en la ciudad. A esto hay que sumar el ruido, la congestión, los accidentes viales, efectos que causan incomodidad y merman la calidad de vida.
Por esta razón, los objetivos de la Política Movilidad de cero y baja emisiones están encaminados a:
Avanzar hacia una movilidad verde implica una serie de acciones que garanticen el compromiso de la población. Para ello es fundamental fortalecer la accesibilidad, educar a la ciudadanía, fomentar alianzas con la academia y con los sectores público y privado, apoyar proyectos ciudadanos y empresariales, sin olvidar el facilitar ayudas a los pequeños propietarios de vehículos para que puedan tener acceso a las nuevas tecnologías.
Por otro lado, también se hace necesario que dentro de esa movilidad “verde”, exista espacio para la formación y cualificación de mujeres frente a la conducción sostenible. Esto generará una mayor participación femenina en roles de movilidad y favorecerá la concientización ciudadana del cuidado ambiental.
Esta apuesta a la movilidad cero y baja emisiones también permitirá una reducción a la exposición de contaminantes de niños, niñas y adultos mayores en sectores vulnerables de contaminación, así como la prevención de enfermedades respiratorias y la disminución de ruido producido por los vehículos.